martes, 2 de diciembre de 2014

Opinión: La Estrella a la que pertenecen

Por Daniela Merlino

Desde el principio con su nacimiento el Club Estrella de Boedo se identificó con un perfil social. Un aspecto importante si se tiene en cuenta el contexto del país en el que surgió. Década del 90, la buena calidad de vida ocultaba la situación real de la economía. Por lo que no contaban con muchos recursos, ni siquiera con un lugar propio donde realizar las actividades.


Así comenzaron en 1996, cuando inscribieron a sus hijos en un torneo de la Liga policial, y ayudados por el Club Caballito que les prestaba la cancha cuando jugaban de local. Pero de a poco, y a pasos firmes, con la voluntad y las ganas de los padres se forjó la institución que hoy en día lleva como bandera la acción solidaria.
         En 1997, al año de su creación compartía un predio con la Asociación Pro Ayuda a No Videntes (APANOVI), permitiéndole presentar equipos en todas sus categorías por la gran cantidad de chicos que participaban.
         Cuando se consiguió el predio en el que actualmente reside el club, en 2001, se incorporaron más deportes, a parte del fútbol, tales como el básquet, voley y patín entre otros. Con la esencia del club siempre presente, también se dio lugar, con la prestación de sus instalaciones al Programa Adultos 2000. Un sistema que da la posibilidad que mayores de 18 años, completen sus estudios tanto primarios como secundarios. En el mismo, Judith Lestingui esposa del presidente y secretaria de la institución, forma parte como facilitadora en las consultorías de las distintas materias. Asimismo por fuera de dicho Programa, se brindan clases de apoyo con profesores de materias específicas para toda la comunidad. No es un dato menor si se piensa en la identidad que el club quiere asumir. Los chicos pasan mucho tiempo dentro de las instalaciones, con los entrenamientos, los partidos, y esto es una forma de estar presente y ayudar para que no dejen de lado sus obligaciones.
         Resulta difícil pensar en otra prioridad más importante que la de relacionarse con la comunidad al brindar apoyo. Pero Julio, padre de un jugador de baby, piensa, “podrían poner más hincapié en lo deportivo  para poder conseguir un nivel más competitivo en todas las disciplinas, y de esa forma el club se destacaría y crecería más rápido”.
         Contraria a esta posición se encuentra Mónica, abuela de un alumno de básquet. “Me siento muy orgullosa de formar parte de un club que le pone tantas ganas y se preocupa por ayudar. Pienso que también es un forma de que los más chicos absorban un ejemplo, y esos valores puedan ser reproducidos en un futuro”.
         Eligen la identificación con lo social. Prestan también sus instalaciones a dos escuelas para que los alumnos realicen educación física. Y el quincho lo utiliza un hogar para organizar un comedor.
         Sobran motivos para que los socios, y los vecinos que aún no forman parte activamente, tengan un sentido de pertenencia, un lugar que los incluye y los ayuda. Un espacio con acciones y valores para reivindicar. Que el futuro se llene de Estrellas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario